Ocho de marzo

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Desde la Costilla de Adán, las mujeres perdimos nuestra autonomía: Ni siquiera teníamos el derecho de nacer de una manera plena e independiente.

A lo largo de la historia, nos cargaron de pesos, debilidades, histeria, culpabilidades y responsabilidades.

Nos llamaban brujas y nos quemaban por sanar con nuestras manos, dejarnos llevar por nuestra intuición, o preparar hierbas curativas.

No ha sido fácil transitar en este mundo desde la posición de mujer, expuestas a una sociedad donde no se nos valora e, incluso, en la  cual puede ser peligroso mostrar tu poder y valía, o por el simple hecho de nacer con 2 cromosomas X.

En los últimos años, muchas mujeres han ido adoptando actitudes yang ante la vida (acción, rapidez, análisis), como una mera forma de sobrevivir, y al ir adaptándose, hemos perdido parte de nuestra sensibilidad, porque se ha catalogado como debilidad. Recuperar quienes somos, permitirnos ser sensibles, firmes y creativas; recuperar la vida a fuego lento como un medio hacia mi salud y mi equilibrio, todas ellas son mi prioridad.

Os comparto, para terminar, lo que me dijo una sabia hermana en el camino, mensaje que se me quedó grabado en el corazón, y siento es liberador:

Las mujeres, al alcanzar la menopausia, dejamos de estar al servicio de la biología y la reproducción, y toda esa energía se queda disponible para el uso y disfrute personal. Si en ese momento, en lugar de considerarnos inservibles o vacías, reconectamos con nuestro poder, con nuestros dones y creatividad, y lo disfrutamos para ser quienes somos.

 Mujer: El mundo está a tus pies.

© Mª del Mar García. Marzo 2024

1 COMENTARIO

  1. Este es un retrato para la nota de una mujer madura, bella, dulce y con poder, como debería ser.

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