jueves, diciembre 5, 2024

Año: II - Núm.: 764

Granada

José Luis Alvarado

Dijo el sabio griego que nada es comunicable por el arte de la escritura; tras apurar la copa de seca cicuta, su discípulo dilecto lo traicionó y acaso lo perfeccionó transmitiendo por escrito sus irónicos conocimientos. Como antes hiciera Montaigne, pienso que la obra de un autor se prolonga y modifica cada vez que se escribe sobre ella. La memoria, que fue oral y minoritaria, ahora se multiplica con cada palabra que integra y justifica el continuo universo, también llamado la Red.

Ulises, de James Joyce

Hay tres tipos de literatura: la popular, la gran literatura y la literatura académica. La dos primeras buscan fundamentalmente entretener al público, y la...

El castillo, de Franz Kafka

Franz Kafka (1883-1924) dejó dicho desde sus inicios como escritor: «Mi intención es reescribir mitos y fábulas». A él le debemos el respaldo narrativo...

Fiesta en el jardín, de Katherine Mansfield

Aunque Katherine Mansfield murió muy joven, a los 34 años, su huella en la literatura se mantiene imperecedera. Nacida en Nueva Zelanda en 1888,...

Amok, de Stefan Zweig

Hay lectores impacientes y con mucho temperamento y hay escritores impacientes y con mucho temperamento que arrastran al lector página tras página hasta la...

Sin novedad en el frente – de Erich María Remarque

En la vida militar uno se acostumbra a todo: es cuestión de tiempo. Ciento cincuenta soldados van al combate y regresan sólo la mitad;...

La Fundación 2.1 – de Jaime Molina

Lo dice Jaime Molina en su novela La Fundación 2.1: “A veces, con quien más queremos estar es precisamente con quien no podemos estar”. Ismael...

La edad de la inocencia – de Edith Wharton

No hay duda; mientras somos prisioneros de nuestra propia subjetividad, la vida transcurre en otro plano, el de los hechos, que van entrelazando una...

Las aventuras del buen soldado Svejk – de Jaroslav Hasek

¿Quién dijo que la guerra no puede ser divertida? He leído profundas novelas bélicas que tratan de demostrar el sinsentido de la guerra, pero...

El fuego – de Henri Barbusse

Los hombres son seres que piensan un poco y que, por encima de todo, olvidan. Somos máquinas de olvidar. Si no, es difícil explicarse...

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