“De los brazos eternos de la muerte, se liberará para vengar su sangre derramada. Proclamará así su destino en la ciudad oscura y lluviosa”.
Los estremecedores mercenarios accedieron con violencia al hogar de aquel reportero que sabía demasiado. La ciudad de Vernocis se preparaba para las nuevas elecciones y la guerra de los dos líderes políticos, candidatos a gobernar la majestuosa y oscura ciudad lluviosa estaba servida. Pero aquel reportero, Mike Smith, conocía detalles muy oscuros y turbios del líder más aventajado. La prometedora figura política, el Sr. Relish, era el hombre de amplia sonrisa y elocuencia verbal. El hombre más famoso y querido de toda Vernocis. El Sr. Relish ocultaba historias muy turbias. Tan turbias que peligraba su futuro como candidato y no estaba dispuesto a eso. Tenía engañados a los ciudadanos con su saber estar y esperanzadoras ideas de libertad y futuro. ¡Todas falsas! El líder del partido liberal deseaba con fervor gobernar Vernocis, llevándose por delante a quien se pusiera en su camino. Su compañero de partido James, bien lo sabía. El joven James sí sería un digno líder del partido liberal. La nobleza de su espíritu y sus ganas de trabajar por una ciudad limpia de corrupción eran incuestionables. Pero el poder y los amigos poderosos del Sr. Relish ocultaron la figura de la joven promesa en las sombras bajo montañas de expedientes. Las encuestas ya mencionaban a Relish como ganador. El partido LIBRES SIEMPRE JUNTOS representaba la libertad, aquello que ansiaban los ciudadanos de Vernocis tras tres décadas bajo el yugo del partido represor CIUDAD CONTROLADA, Pero el Sr. Relish no era digno representante del partido que liberaría a la ciudad. Aquel hombre nadaba sobre corrupción y sangre derramada.
El Sr. Relish tenía el foco en aquel maldito reportero…Mike Smith, podía anular todo su prometedor futuro en la política si abría algún día la boca. Smith era amigo de James…
Sabía demasiado.
El Sr. Relish tan solo tuvo que levantar el teléfono y contactar con su secuaz al que apodaban “Ojo de Cristal”. El mercenario más temido de toda Vernocis. Su mano derecha desde que llegó al mundo de la política.
Rompieron la puerta de entrada del hogar de la familia Smith. No perdieron el tiempo y amordazaron a todos. Aguardaban órdenes del jefe que no demoró en llegar a aquella casa.
El hombre era alto como una torre. Ningún cabello anidaba en su monstruosa cabeza pálida. Un ojo de cristal dotaba de una expresión aún más siniestra al jefe de los mercenarios. Siempre vestía con ropajes oscuros. Sudaba. Sudaba mucho. Su rostro expresaba siempre nerviosismo. Ganas de terminar rápido el trabajo. No experimentó en su vida sentimiento alguno. Era un hombre gélido. Cumplía con su trabajo siempre. Sin hacer preguntas. Cuando terminaba recibía una buena suma de dinero dentro de un sobre. Era ya un hombre rico. Dinero manchado de sangre. Podía ya retirarse y vivir como un rey con todos los lujos, pero su gusto por el trabajo que desempeñaba y su obsesión por el dinero, lo mantenían siempre en activo. El Sr. Relish era su cliente más potencial. Pero había otros…
La ciudad oscura y siempre lluviosa de Vernocis se hallaba infestada de delincuencia y corrupción. Sangraba. Pero algún día, como rezaban las antiguas escrituras de los maestros sagrados, establecidos en las apartadas montañas, llegaría el purgador que limpiaría las calles de corrupción. Llegaría …
“De los brazos eternos de la muerte se liberará para vengar la sangre derramada. Su sangre. Proclamará así su destino en la ciudad oscura y lluviosa”
—¡Por favor! ¡Mátenme a mí, pero a mi familia déjenla libre! — exclamó aterrado Mike. — ¡No he contado nada! ¡Pienso guardar silencio siempre!
Ojo de Cristal observaba al reportero con una sonrisa gélida. Le gustaba que rogaran sus víctimas. Alzó de repente el brazo indicando a sus dos esbirros que procedieran con las órdenes indicadas, mientras él disfrutaba del dantesco espectáculo sentado en el confortable sillón azul. Mascaba unas hiervas dulces que crecían a las afueras de Vernocis. Ojos de Cristal siempre mascaba esas hiervas en pleno trabajo. Sus dientes lucían limpios. Todas las piezas eran de oro puro.
Mike y su mujer Emilia presenciaron con horror como sus dos hijas mayores morían con dos disparos en la cabeza.
—Sigue rogándome Mike…—parloteó el jefe de los mercenarios.
Mike lloraba. Abrazó a su mujer. Se miraron espantados.
Los mercenarios rociaron de gasolina al matrimonio y Ojo de Cristal lanzó la cerilla encendida sobre el matrimonio que comenzó a arder de inmediato. Los gritos eran espeluznantes.
Ojo de Cristal se incorporó del sillón con una sonrisa de satisfacción. Ya se imaginaba aquel sobre repleto de billetes.
El pequeño Leónidas presenció con sus bonitos ojos dorados todo a través de la pequeña ranura del mueble apartado del salón. Lloraba torrencialmente en silencio. De repente vio acercarse al hombre gigante con el ojo de cristal. Vio con estupor como sonreía.
Ojo de Cristal abrió el mueble donde se ocultaba Leónidas.
—No creas que no sabía dónde te ocultabas renacuajo. A ti te reservo otra muerte —sentenció el mercenario con frialdad.
Arrojó al pobre pequeño desde el décimo piso. El pequeño mientras caía a cámara lenta juró regresar de la muerte para vengar a su amada familia.
Las apartadas montañas eran monstruosas. Se alzaban rasgando las nubes. Los maestros, ancianos de origen asiático, eran hombres sagrados que vivían generaciones enteras en las cuevas creadas por sus ancestros en aquellas enormes torres de piedra. Eran hombres poderosos, pero gustaban de vivir apartados como ermitaños. Siempre las altas esferas de la ciudad pagaban sus servicios, habida cuenta que eran los oráculos oficiales de Vernocis y unos excelentes sanadores. Pronosticaban la ventura y la suerte sin errar jamás en las predicciones. De alguna manera los maestros sagrados se hallaban conectados con las divinidades. Pero había una cosa que ocultaban ante el mundo. Una disciplina mortal de combate. Solo el linaje de aquellos maestros conocía aquel arte letal. El creador provenía de un pueblo apartado de China. El hombre era considerado uno de los oráculos más poderosos de toda Asia. Pero una visión reveladora provocó que emprendiera el viaje a tierras de norteamericanas. La visión mostraba un niño entre los brazos de la muerte. Aquel niño del futuro que aprendería el arte del SǏWANG para limpiar el mundo de corrupción y maldad.
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