El 27 de junio, la policía berlinesa detuvo al artista conceptual Jonas Reitz por dañar la emblemática escultura Molecule Man de Jonathan Borofsky, ubicada sobre el río Spree. Según la policía local, Reitz roció con pintura negra varias partes de la estructura para «denunciar la invisibilidad del arte urbano frente al poder corporativo».
El gesto ha dividido a la comunidad artística alemana: mientras algunos colectivos alternativos defienden la acción como performance crítica, el Ayuntamiento de Berlín anunció que iniciará acciones legales por daños a patrimonio. La restauración podría costar 50.000 euros, según Berliner Zeitung.
Redacción