En las calles oscuras de la ciudad, donde la oscuridad escondía secretos y peligros, una joven delgada, alta, sensible, de aspecto risueño y con ganas de comerse el mundo, emergió como la figura clave que nadie esperaba.
En el anochecer, cuando las sombras inundaban el cielo, Marta subió a la buhardilla de su casa, un espacio polvoriento y lleno de objetos olvidados. Mientras exploraba el baúl arrinconado, Marta tocó con sus manos sensibles un objeto extraño y misterioso, un amuleto que parecía irradiar una energía peculiar. Este artefacto le otorgó un poder asombroso: la invisibilidad.
Al principio, se sintió confundida y temerosa por su nueva destreza. Pero pronto, decidió usarla para hacer el bien. Se embarcó en una misión secreta para combatir una ola de crímenes que azotaban la ciudad, utilizando su invisibilidad para descubrir pistas y frustrar los planes de los ladrones, quienes nunca sospecharon que una figura invisible estaba siempre un paso adelante.
Después de enfrentar varios desafíos en solitario, Marta se dio cuenta de que necesitaba ayuda para derrotar a los criminales invisibles. Fue entonces cuando conoció a Lucas, un joven hacker con habilidades excepcionales para rastrear y exponer a los delincuentes. Juntos, formaron una alianza poderosa, combinando las habilidades de Marta en el mundo físico con las habilidades de Lucas en el mundo digital. Su objetivo era claro: vencer al enigmático “Fantasma” y su grupo de ladrones sin escrúpulos que sembraban el terror en las calles.
Lucas, con su mente brillante y su dominio de la tecnología, era el cerebro de la operación, mientras que Marta, con su agudo sentido del oído y su capacidad para percibir el entorno de manera táctil a través del braille, desempeñaba el papel de fuerza silenciosa y letal, moviéndose sin ser vista y recopilando información crucial.
La joven invidente, junto a Lucas, no solo luchó contra el crimen, sino que también enfrentó sus propios demonio que la atormentaban. Y descubrió el verdadero significado de la valentía, la amistad y la superación personal. Además, debía lidiar con el aislamiento que le provocaba el ser invisible, el miedo a ser descubierta y la duda de sus propias capacidades. Pero con el apoyo de Lucas y su perro guía, un fiel compañero que la acompañaba en cada paso que daba, Marta encontró la fuerza para seguir adelante y convertirse en una heroína.
En un enfrentamiento emocionante, Marta y Lucas se enfrentaron al “Fantasma” y sus seguidores, utilizando habilidades y tecnología para desbaratar sus planes y llevarlos hasta la justicia. La batalla se desarrolló en las oscuras y megas alcantarillas de la ciudad, un laberinto peligroso donde la visibilidad se volvía contra ellos como un arma de doble filo.
MONÓLOGO DE MARTA
A veces pienso… que ser invisible no es un castigo.
Tampoco un superpoder.
Es… simplemente… otra forma de estar en el mundo.
Al principio… dolía.
Mucho.
Ser ignorada… no ser vista…
como si mi existencia pesara menos que el aire.
Como si ni el silencio me respondiera.
Pero con el tiempo…
aprendí a mirar desde otro lugar.
Ser invisible me enseñó a observar…
a escuchar de verdad.
A entender lo que otros ocultan…
en sus gestos… en sus silencios.
Y sí… descubrí que podía ayudar.
Ayudar sin nombre…
sin aplausos…
sin que nadie lo supiera.
Una acción pequeña, silenciosa…
puede cambiarlo todo.
Aunque no te mentiré…
Hay días en que gritaría por un abrazo.
Por alguien que me mire a los ojos… y diga:
“Te veo”.
Porque sí…
ser invisible… también cansa.
Pero, ¿sabes?
Si pudiera elegir…
no sé si renunciaría a esto.
Quizá la clave no sea dejar de ser invisible…
sino saber cuándo aparecer.
Saber que… ser invisible…
no significa no existir.
Así que… si tú también sientes que nadie te ve…
No te escondas de ti misma.
Hazte fuerte ahí,
donde nadie te espera.
Porque a veces…
los que no se ven…
son los que más cambian el mundo.
Ana Cachinero.