Isabel Martos Rozas «Viajes y otros desatinos»

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«Viajes y otros desatinos» (Támesis, 2025) es una antología de relatos presentada en esta Feria del Libro de Granada, que orbitan en torno a la idea del viaje como experiencia física o espiritual. Las autoras son conocidas por los lectores granadinos: María Ángeles Barrionuevo, Carmen Bedmar, Ana Burgos, Elvira Cámara, Luciana Montemezzo, Ana Morilla, Rosario Pérez Blanco, Alicia Ruiz y Marina Tapia, además de su coordinadora, Isabel Martos, a la que entrevistamos. Ángel Olgoso, autor del prólogo de «Viajes y otros desatinos» indica que esta antología es «Una incitadora invitación a otros mundos, a latitudes distantes, un canto de amor a las travesías, a los tránsitos interiores, a los trayectos misteriosos», pero ¿cómo la define Isabel Martos?

Isabel Martos

Cuando pienso en el proceso de la escritura a veces lo imagino como un trabajo de orfebrería y a veces como un plato que se cocina con cariño tratando de equilibrar sabores e ingredientes.

Esta colección de relatos es un menú sencillo en el que sin embargo intervienen muchos ingredientes tan bien equilibrados que tal vez pueda ser difícil identificarlos. El ingrediente base es el viaje. En cada relato este concepto está especiado con un mesurado curry de emociones. Luego, y en función de la naturaleza de cada historia, se pueden paladear cucharaditas de introspección, pizcas de humor, gotitas de sensualidad, de compromiso social…

Y, por supuesto, el buen hacer literario de todas las autoras que intervienen en la antología es el toque de gracia que hará que el lector disfrute de todos los sabores de esta antología. 

¿Qué conexión existe en estos relatos entre el destino y el viaje, el desatino y la imaginación y por qué las autoras han querido jugar con estos elementos?

Destino y viaje no tienen por qué ser siempre parte de un mismo tándem. El concepto de viaje tal y como lo entendemos en la sociedad actual, consumista por naturaleza, queda desmontado en estas páginas. Cuando planificamos un viaje nunca sabemos si llegaremos al puerto previsto o si la fortuna tiene otros planes para nosotros. El “Destino” puede decidir en cualquier momento colar una A en nuestro destino y convertirlo en “desAtino”. O tal vez nosotros mismos callejeamos hacia el desatino, hacia el naufragio. La inquietud y el miedo a lo desconocido nos hacen zozobrar. La zozobra es inherente a la ruta ya venga esta marcada por un itinerario programado o por el azar.

En cuanto a la imaginación, en ella cabe todo, es el principio y el fin de la creatividad, es su instrumento y de ella se vale todo lo humano, es lo más humano. Sin imaginación no habría ni arte, ni ciencia, ni progreso. Creo que es lo más real. Pero es algo tan intangible que muchos la consideran un desatino.

En muchos de estos relatos los viajes más intensos se realizan sin equipaje. El suelo no queda marcado por las pisadas de un desplazamiento físico, sin embargo, el cuerpo de sus protagonistas regresa más grande, más sabio, renovado; y los sentidos, embriagados.

Estas son las razones que nos han conducido a jugar con estos elementos, aunque creo que lo hicimos de forma inconsciente. Descubrimos el juego después de haber seleccionado los relatos y comprobar que el concepto de viaje es tan diferente entre ellos que tanto las historias como las distintas perspectivas sobre la idea de destino se revelan tan disociadas como complementarias.

Indique alguna cualidad o aspecto literario que usted quiera destacar de los relatos o de las autoras de «Viajes y otros desatinos».

Las voces de las autoras son muy diferentes, sin embargo, suenan de forma coral. Cuando el lector transita por estas páginas percibe que hay cohesión a pesar de los contrastes.

Hay algunos temas que, aun siendo polémicos o dolorosos, están tratados con mucha delicadeza.

El uso del lenguaje es efectivo y cercano, como también lo son los personajes que habitan las historias. Al lector le resultará muy fácil “sentirse en casa” entre estas páginas.

Por último, añadiría que la selección de los relatos se ajusta a la idea central de la obra: en un mapa sin coordenadas caben todos los viajes.

¿Hay un hilo conductor entre las diferentes historias?

No, un hilo conductor como tal no une estas historias. Más allá de que en todas ellas se produzca un desplazamiento ya sea físico o emocional, un cambio de estado en sus protagonistas que es consecuencia de ese viaje que los traslada desde el punto de partida a su destino, o “desAtino”, como figura en el título, no hay una línea argumental. Incluso el concepto de viaje es tan diferente entre ellas que más que unirlas creo que las disocia.

¿Qué puede aportar al lector leer este libro?

¡Toda lectura tiene tanto que aportar!: «El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho». Disculpadme por utilizar este tópico, pero es que en este libro se conjugan la literatura y los viajes. Cervantes sintetiza en esta frase mejor de lo que yo nunca podría hacerlo lo que aporta la lectura.

Para ceñirme a la pregunta, con respecto a Viajes y otros desatinos creo que el lector ampliará su perspectiva sobre las ideas de viaje y destino. No porque las autoras escriban sobre algo nuevo sino porque cada punto de vista es enriquecedor. Me gustaría pensar que el lector disfruta del itinerario que hemos ideado y que a partir de ahí diseñe los propios con o sin equipaje de consumo como tantos otros.

A quienes transiten por las páginas de esta antología el término viajar les resultará mucho más evocador.

La feria del libro de Granada está dedicada este año a la literatura escrita por mujeres. ¿Cree que todavía sigue siendo necesario hacer el esfuerzo de visibilizar la literatura escrita por mujeres? ¿Por qué?

Hace más de cien años que Emilia Pardo Bazán, una mujer adelantada a su tiempo, dijo que si en su tarjeta pusiera Emilio en lugar de Emilia su vida hubiera sido distinta. Creo que a pesar del camino recorrido desde entonces y de las barreras derribadas, siguen existiendo techos de cristal en las artes, en las ciencias, en todos los ámbitos y, por supuesto, en la literatura. En la sociedad occidental queda mucho por hacer; de otras culturas, mejor no hablar en este momento.

La habitación propia de muchas escritoras sigue siendo la mesa de la cocina y el trasnoche. Hay excepciones, afortunadamente, pero la mujer todavía tiene que hacer compatible el trabajo fuera de casa con la maternidad y con gran parte de las tareas domésticas. En el día a día lo urgente relega lo importante. Sin embargo, las mujeres que sienten esa pulsión por la escritura la materializan antes o después. Aunque la recompensa es el propio placer de escribir, supone un gran desgaste, así que sería conveniente poder evitar el esfuerzo extra de hacerse visibles. Esa visibilidad tendría que ser consecuencia natural de su valía como escritoras, o como pintoras, o como artistas en general. Pero sí, todavía sigue siendo necesario ese esfuerzo, tanto para visibilizar a las escritoras actuales como para recuperar a quienes siguen olvidadas.

Manuela Cuesta (Para HOJAS SUELTAS)

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