Este relato se despliega a partir de situaciones cotidianas y aparentemente normales de las últimas horas de vida de cuatro poetas brillantes y atormentados. Un homenaje a la poesía
Cesare Pavese ya no confía en la idea de un poema terminado; Alejandra Pizarnik, influida por el psicoanálisis, expone sus escritos en un intento por cerrar la brecha entre el impulso de vivir y el deseo de desaparecer; Anne Sexton se cruza casualmente con un hombre cuya vida encierra la más triste historia que ha conocido, alguien despojado de su memoria mientras estaba inconsciente; y Gabriel Ferrater recorre la biblioteca con la esperanza de recuperar la edición italiana de una obra perdida.
Este relato se construye a partir de momentos cotidianos que enmarcan las últimas horas de vida de cuatro poetas brillantes y atormentados. Gradualmente, el ejercicio literario que marcó sus vidas se desploma, y las palabras, antes vibrantes, van apagándose hasta quedar en silencio. Figuras como Franz Kafka, Silvina Ocampo, León Tolstói, Samuel Beckett y Søren Kierkegaard transitan las páginas, acompañando a los protagonistas en un viaje introspectivo hacia lo más profundo de su ser.
«Fin de poema» es una inmersión en los misterios de los conflictos del alma. Con una narrativa penetrante y cargada de lirismo, esta novela captura una belleza desgarradora en medio de la obsesión, la soledad y la desesperanza. Un auténtico homenaje a la poesía.
Redacción
Juan Tallón, antes de escribir El mejor del mundo, antes de escribir Obra maestra, antes incluso de escribir Rewind, firmó un libro que exploraba los últimos momentos de vida de cuatro poetas suicidas: Cesare Pavese, Alejandra Pizarnik, Anne Sexton y Gabriel Ferrater. Se titulaba Fin de poema, y aunque se publicó por primera vez en 2013, lo reeditamos ahora en Anagrama, en «Compactos», con una edición revisada por el mismo autor. En él, Tallón se transporta a Turín, Buenos Aires, Boston y Sant Cugat para seguir los pasos de los cuatro poetas que, algunos faltos de inspiración, otros intentando recuperar una obra perdida, estaban a punto de quitarse la vida. ¿Qué revelan esos eventos finales de sus existencias? ¿Qué revelan de sus muertes?
Tallón ilumina con belleza desgarradora la obsesión, la soledad y la desesperanza de los cuatro autores, a través de un ejercicio literario que quiere trazar los hilos que unen creación y vida, como si esos finales tristes se pudieran entender también a través de sus obras, de sus últimos versos. «El suicida siempre ha de estar preparado, con su maleta hecha», escribe Tallón con la voz de Cesare Pavese. Pero a veces no hay lugar al que escapar. ¿Acaso era la poesía para todos ellos un sitio al que huir? ¿Acaso era la literatura un intento de salvarse a sí mismos?
Sea como fuere, no hay hoja de instrucciones para la vida, como tampoco la hay para la creación: con los ojos abiertos en la oscuridad, uno avanza con intuiciones, sin barandillas, probando de acertar. Y de hacer del camino, creativo y vital, el mejor de los posibles.
—Anagrama—