Miguel Á. Cáliz Delgado (Granada) ha publicado los libros de relatos “Inventario” (Traspiés, 2003) y “Rupturas y Ambiciones” (Ediciones de Aquí, 2011). Además, sus relatos han sido incluidos en numerosas antologías, como “Relatos para leer en el autobús” (Cuadernos del Vigía, 2009) o “Pirañas, antología del microrrelato en España” (Menoscuarto, 2012). Es coautor del ensayo “Libertinos, pornógrafos e ilustrados” (Traspiés, 2017). Ha publicado las novelas “Horas para Wallada” (Paréntesis, 2009) y “La felicidad en Blíster” (Traspiés, 2017) que obtuvo el Premio de narrativa Carmen Martín Gaite. Ahora ha aparecido su libro de aforismos «Gramática abreviada del silencio» (Traspiés, 2023) y hablamos con él sobre esta.
En su Historia del silencio el historiador francés Alain Corbin indicaba que el silencio calma y apacigua y nos permite oír la palabra interior. Hoy nos sometemos al ruido y nos alejamos de la escucha de nosotros mismos, pero hubo un tiempo en que nos aislábamos para escuchar atentamente nuestra voz –en especial los literatos, artistas y músicos–. El silencio también se encontraba en los bosques y en los campos, sobre todo en la noche o en las ruinas. Lugares de silencio son asimismo los desiertos, montañas, mares y océanos, todo lo que esté lejos de la ciudad y el progreso. Por eso decía Kierkegaard que el silencio, cuando calla, también habla. Frente a esto, el silencio puede ser la nada y el vacío. Incluso Dios guarda silencio. De todo eso tiene un poco la «Gramática abreviada del silencio» de Miguel Ángel Cáliz.
¿Por qué escribir un libro de aforismos poéticos sobre el silencio, sobre la ausencia de sonido?
El libro surgió de una forma espontánea, paseando por los aledaños de la ciudad, en ese territorio mixto donde el ruido de la urbe parece que se atenúa, o por jardines y bosques poco frecuentados. En sucesivos paseos fueron apareciendo pensamientos, reflexiones, intuiciones acerca del silencio. Al estar en una zona limítrofe entre el estruendo y la calma, estas reflexiones parecían más evidentes.
¿Qué nos cuenta el silencio? ¿Qué te cuenta a ti?
El silencio nos plantea, a todos, una infinidad de cuestiones sobre nuestra forma de sentir el mundo que nos rodea, y sobre las creencias y expectativas que la vida nos ofrece. El silencio es una metáfora de casi todo, y al mismo tiempo no es nada. Es una palabra, es una idea, una sensación, una necesidad, una forma de expresión. Todo y nada.
Casi ocho años has trabajado en «Gramática abreviada del silencio». Háblanos sobre la génesis del libro y sobre tu proceso de creación.
Soy un escritor muy sereno, al menos lo pretendo, escribo, corrijo, dejo reposar, vuelvo a corregir. Intento mantener una relación con el texto de mutuo respecto. Si el texto no está completamente terminado, pulido, no lo doy por hecho. Como decía Lezama Lima: solo lo difícil es estimulante.
¿En qué obras y autores te inspiraste?
Conscientemente en ninguno. Posiblemente andasen por mi cabeza muchas cosas en el momento de escribir, porque soy muy ecléctico a la hora de leer, y no quise tampoco realizar una labor de investigación que pienso que hubiese quitado a los aforismos algo de frescura. La mayoría son intuiciones, y eso no se aprende.
¿Por qué elegiste esa estructura anafórica que repite en todos los aforismos tres versos y que comienza con la anáfora inicial “Acaso no…”?
Pues comencé a escribir así los primeros, y me sentí muy cómodo con esta estructura. Desde el principio todos los aforismos salían con esa figura retórica. Me pareció que eran los propios aforismos los que la habían elegido. O, al menos, así me gustó a mí imaginarlo. Hay algo de interpelación al lector, de reto. Y a mí me gusta que los textos interpelen a los lectores.
Nos consta que preparas ya obras nuevas. Cuéntanos cómo avanzan.
Ahora estoy escribiendo una novela de género negro, como puedes ver nada más lejano de los aforismos. Un género que me resulta muy divertido, y en el que el lenguaje no es tan exigente. Quizá lo haga para compensar. Pero en cualquier caso es un texto al que aún le quedan muchas horas de trabajo. Cada género literario tiene sus exigencias, pero todos tienen en común la necesidad de trabajar con el lenguaje.
© Ana Morilla. Diciembre 2023. Todos los derechos reservados.