Orfeo tras conseguir que las divinidades impertérritas de la Muerte le concediesen el don de devolverle a su amada, ambos regresan de camino al mundo de la Luz, Orfeo solo debía cumplir una única condición, no mirar hacia atrás para comprobar si Eurídice le seguía. Tras atravesar sombras sin peso y caminos habitados por la penumbra consigue al fin divisar la luz del Sol. Al otro lado estaba la vida y el amor en compañía de su amada.