MITOS Y LEYENDAS DE LOS IK’HUE
Los presentes mitos y leyendas conforman el imaginario colectivo de la tribu de los Ik’hue, una nación norteamericana de carácter ficticio en la que se desarrolla la novela «Ik’hue – Lazos de sangre» (Verbum, 2024), obra del prolífico autor guipuzcoano Iñaki Sainz de Murieta.
Muchos bravos desconocen el origen de uno de nuestros ritos más célebres, pero nosotros, los ancianos, aún atesoramos en nuestra memoria las historias de nuestros abuelos, que narran el origen de esta celebración y de muchas otras. Por eso es importante que compartamos nuestra medicina con las nuevas generaciones, para que su recuerdo perviva. Porque mientras el más pequeño rescoldo de nuestra historia guarde dentro de sí la chispa que origina las llamas de nuestra identidad, nuestra tribu aún seguirá reuniéndose en torno a un hogar que reconozca como propio. De lo contrario, el enemigo ni siquiera tendrá que robarnos a nuestros hijos para que dejen de ser el orgullo de nuestra raza. Cuando eso ocurra, la sangre de nuestros vástagos tan solo regará un erial, yermo y desolado, del que jamás brotará una brizna de esperanza.
Escuchad, pues, ahora que aún podéis hacerlo:
Se cuenta que, encontrándose un viejo chamán acorralado por un oso, este logró convencerlo para que le permitiese un último capricho antes de ser devorado. Esta petición no era otra que degustar unas setas mezcladas con la miel de un panal que había recogido esa misma mañana. El animal, sorprendido, aceptó y observó con atención al hombre. Este comenzó a sacar una tras otra de su bolsa, las untaba en miel y las devoraba con enorme placer. No tenía ninguna prisa, aunque había aceptado su suerte.
Al rato, consciente de la creciente gula del oso, el hombre le ofreció la posibilidad de degustarlas junto a él, como muestra de respeto y consideración por haberle dado el tiempo necesario para disfrutarlas en paz, haciéndole saber que aquel sería el más exquisito manjar que jamás probaría. El animal dudó con su pobre intelecto de sus palabras, pero su estómago decidió finalmente por él y aceptó los bocados que el anciano le ofrecía, sin saber que los hongos que le daba eran muy distintos a los que él acostumbraba. Pasado unos instantes, el oso comenzó a sentirse extrañamente mareado y desconcertado por extrañas imágenes que sacudían su mente, como una nube de abejas que lo aguijoneaban en el rostro sin poder hacer nada por evitarlo. En apenas unos momentos el animal quedó fuera de combate, delirando en un mar de pesadillas, mientras el chamán reía y escapaba de allí tras bailar en torno a él, burlándose socarronamente. Lo había vencido gracias a su ingenio, escapando de una situación que le era claramente desfavorable.
Este es el origen del rito del engaño del oso, que sólo los hombres medicina pueden realizar debido a los importantes poderes alucinógenos que contienen los hongos que ingieren durante la danza ceremonial, para recordar la importancia de la sabiduría frente a las más terribles fuerzas de la naturaleza.
© Iñaki Sainz de Murieta.