ATLAS LITERARIO . FRONTERAS Y DESPLAZAMIENTOS
Voces femeninas | España contemporánea
Sexto Piso, 2022
Ceniza en la boca, de Brenda Navarro: cuerpos migrantes, silencios rotos
“Mi hermano se mató el día que se cansó de esperar que el mundo le devolviera algo.”
—Brenda Navarro, Ceniza en la boca
La muerte, el exilio, la violencia estructural y el desarraigo personal confluyen en la segunda novela de Brenda Navarro, Ceniza en la boca (Sexto Piso, 2022), una obra que irrumpe con fuerza en el panorama narrativo contemporáneo y que —aunque escrita desde una voz mexicana— se inserta con precisión en el contexto español actual, caracterizado por los flujos migratorios, la precariedad y la fractura social. La novela es mucho más que un testimonio íntimo: se trata de una intervención literaria y política que denuncia sin concesiones las condiciones de vida de quienes sobreviven a la intemperie del sistema, en especial los cuerpos feminizados y racializados.
Navarro, que ya había sorprendido con su debut Casas vacías (2019), profundiza en esta segunda entrega en su estilo sobrio, tenso, marcado por una oralidad contenida que logra una rara y potente mezcla de lirismo seco y crudeza ética. Ceniza en la boca es una novela sin consuelo, que escarba en la herida sin buscar sanación, pero con una clara voluntad de memoria y resistencia.
Narrar desde la ceniza: una voz quebrada
La narradora de la novela —una joven mexicana migrante en España— no tiene nombre. Es significativo: su identidad no está fijada, se construye desde la pérdida, desde el movimiento forzado, desde la invisibilidad. El texto comienza con una escena brutal: el suicidio de su hermano adolescente, Diego, que se lanza por el balcón del piso familiar en Barcelona. A partir de ahí, el relato se convierte en una reconstrucción fragmentaria del pasado, una indagación en la memoria y una forma de procesar la culpa y la rabia.
“He aprendido que la muerte no es el final de nada, sino la forma en que empieza otra historia.”
(Navarro, 2022, p. 11)
Este inicio no es solo un gesto narrativo, sino una declaración de intenciones: la literatura, para Navarro, es un espacio para las historias que no tienen final feliz, para los relatos que no caben en las estructuras narrativas convencionales. La protagonista rememora su infancia en México, el abandono paterno, la migración forzada con su madre y su hermano a España, la precariedad, el racismo cotidiano, los trabajos de cuidado mal pagados, las relaciones sentimentales atravesadas por la dependencia y la frustración. Y todo ello lo hace desde una voz en constante desplazamiento, que no se permite el sentimentalismo ni el perdón.
La novela está dividida en breves capítulos que funcionan casi como exhalaciones, fragmentos de una voz que intenta no perderse en la ceniza del trauma. La elección estilística es coherente con la experiencia vital que retrata: lo que no puede decirse del todo, se fragmenta; lo que duele, se balbucea.
La literatura del desarraigo: entre México y España
Aunque la autora es mexicana, Ceniza en la boca forma parte de un corpus creciente de literatura que podríamos llamar “de la migración en España”, donde se entrecruzan experiencias identitarias múltiples, lenguas desplazadas y cuerpos ajenos a la hegemonía nacional. Escritoras como Najat El Hachmi, Cristina Morales o Sabrina Mahfouz (en traducción) también han problematizado el lugar de la mujer migrante en contextos europeos, pero Navarro lo hace desde un lugar particularmente incómodo: el de la hermana sobreviviente que no encuentra respuestas ni en la familia, ni en el Estado, ni en la cultura.
La novela transcurre entre España y México, y hay una deliberada simetría en la forma en que se describen ambos espacios: ninguno es hogar. La protagonista recuerda cómo en México se sentía atrapada por el machismo y la violencia, mientras que en España, sufre la exclusión, la explotación y la falta de raíces. El desarraigo, por tanto, no es coyuntural: es estructural. No es un sentimiento pasajero, sino una condición permanente.
“Aquí no soy nadie. Allá tampoco. Me muevo entre dos geografías donde el mundo me dice que no pertenezco.”
(Navarro, 2022, p. 83)
Esta ambivalencia identitaria no se resuelve, sino que se explora con honestidad. En este sentido, la novela entronca con lo que Edward Said denominó “la condición del exilio”: una forma de estar en el mundo sin hogar ni centro. Pero, a diferencia del exilio clásico, el de Navarro es de clase trabajadora, de mujeres racializadas, de personas invisibles para los discursos oficiales.
Suicidio, maternidad y violencia simbólica
Uno de los ejes más potentes —y más arriesgados— del libro es su tratamiento del suicidio, especialmente el suicidio adolescente. Navarro no intenta explicarlo, sino visibilizarlo como síntoma de una sociedad profundamente enferma. Diego, el hermano menor, es retratado como un joven sensible, inteligente, pero incapaz de adaptarse a un mundo que lo rechaza sistemáticamente. La novela no busca culpables individuales, sino que sugiere que el suicidio es la consecuencia extrema de un abandono colectivo.
“El mundo no se detuvo. La gente siguió yendo al trabajo, al colegio, al supermercado. Solo nosotros dejamos de vivir.”
(Navarro, 2022, p. 14)
El duelo, entonces, se convierte en una forma de denuncia. La narradora no acepta consuelos ni explicaciones fáciles. En paralelo, emerge el tema de la maternidad, o más bien, de la maternidad no elegida, no deseada, vivida desde la obligación o la culpa. Tanto la madre de los protagonistas como la propia narradora enfrentan embarazos no planificados y crían solas en contextos hostiles. La maternidad aparece así como otra trampa de género, otra forma de precarización.
La novela insinúa también los ciclos de violencia que se repiten entre generaciones: madres ausentes, hijas que no quieren repetir el modelo, pero que terminan atrapadas en él. Y lo hace con una franqueza inusual, sin victimismos, sin moralinas. La voz narrativa es feroz en su crítica, incluso hacia sí misma.
Estilo: una lengua de fuego contenido
Uno de los logros más destacados de la novela es su estilo. Navarro emplea una prosa directa, sin artificios, marcada por la oralidad, pero cuidada hasta el mínimo detalle. No hay en Ceniza en la boca una sola palabra gratuita. El ritmo es tenso, sostenido por frases cortas, puntuaciones escuetas, repeticiones que crean un efecto casi hipnótico. La violencia se expresa más por lo que se calla que por lo que se dice.
Como ha señalado la crítica Marta Sanz en El País:
“La escritura de Navarro es política porque no dulcifica el dolor, no lo convierte en mercancía emocional. Nos lanza a la cara una experiencia que no se puede reducir a trauma personal: es sistema, es estructura.”
(Babelia, 2022)
En este sentido, la novela recuerda —por su intensidad contenida— a las obras de escritores como Isaac Rosa o Cristina Morales, donde la literatura no es solo representación, sino también resistencia. Navarro ha declarado en entrevistas que “escribir es su forma de decir que las cosas que no deberían pasar, pasan” (El Salto, 2022). Y Ceniza en la boca lo demuestra con una contundencia inapelable.
Una novela incómoda y necesaria
En un contexto editorial como el español, donde la migración latinoamericana ha sido a menudo tratada desde el exotismo o la simplificación, Ceniza en la boca representa un golpe de realidad. No hay aquí clichés de superación ni multiculturalismo edulcorado. La novela muestra las cicatrices del sistema sin anestesia, pero con una gran sensibilidad ética.
No es una lectura fácil, ni debe serlo. Las novelas que incomodan son también las que nos obligan a pensar. Navarro no ofrece redención, pero sí la posibilidad de escuchar voces que normalmente quedan fuera del relato. Y lo hace desde un lugar honesto, literario, pero profundamente comprometido.
Ceniza en la boca es una novela breve pero devastadora, que aborda con una precisión quirúrgica temas como el suicidio, la migración, la maternidad, la precariedad y la identidad fragmentada. Con un estilo sobrio y radicalmente político, Brenda Navarro confirma su lugar entre las voces más potentes de la literatura contemporánea en lengua española. La novela es también una lectura imprescindible para comprender las tensiones culturales de la España actual, donde las fronteras del nosotros se negocian cada día.
Referencias bibliográficas
-
Navarro, Brenda (2022). Ceniza en la boca. Editorial Sexto Piso.
-
Sanz, Marta (2022). “La herida y el lenguaje: Brenda Navarro y la voz del desarraigo”. Babelia, El País.
-
Entrevista a Brenda Navarro (2022). “El suicidio es un acto político: una forma brutal de decir ‘ya no puedo más’”. El Salto Diario.
-
Said, Edward (2000). Reflexiones sobre el exilio. Debate.
REDACCIÓN por PUNTO Y SEGUIDO



