Un amor inesperado en la carnicería (Ana Cachinero)

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Este cuento con humor y ternura nos recuerda que el amor puede aparecer en los lugares más insólitos, incluso entre pollos y gallos en una carnicería.

Una mañana soleada en el pueblo de Gallineras, una joven pollita llamada Pili entró en la carnicería del Pollo Pepe, con una sonrisa radiante. Sin esperar su turno, se acercó al mostrador.

¡Un kilo de carne para la cena! —pidió Pili, sonriente y con voz zalamera.

Los clientes habituales, que ya estaban esperando su turno, se indignaron con la actitud de Pili. Susurros de desaprobación recorrieron la carnicería:

¡Qué falta de respeto! ¡Qué descaro! ¡Menuda sinvergüenza!

Pero, para sorpresa de todos, Pepe, el dueño de la carnicería, un gallo de imponente presencia y corazón noble, no se conmovió. Con una sonrisa pícara, atendió a Pili con amabilidad y rapidez. Mientras pesaba la carne, Pepe no pudo evitar fijarse en la belleza y simpatía de la pollita. En ese preciso instante, una flecha de Cupido lo atravesó y supo que estaba perdidamente enamorado.

Al terminar de atenderla, Pepe reunió todo su valor. Con un repollo en forma de ramo improvisado y un brillo nervioso en los ojos, le pidió matrimonio a Pili en medio de la carnicería.

Pili, corazoncito, ¿quieres casarte conmigo?

La pollita, sorprendida pero encantada por la propuesta, aceptó sin dudarlo.

¡Ay, qué difícil me lo pone, querido Pepe! A ver… ¡Sí, sí, quiero!

La noticia del compromiso corrió como la pólvora por todo el pueblo de Gallineras, y enseguida comenzaron a preparar los festejos para la boda.

La boda fue un evento memorable. Todo el pueblo se reunió en el gallinero más grande para celebrar el amor de Pepe y Pili. Bailaron, comieron y bebieron hasta altas horas de la noche, creando un ambiente de alegría y júbilo.

En un momento de la fiesta, Pili se excusó y se dirigió a un rincón tranquilo del gallinero. Allí, con la discreción que la caracterizaba, puso un huevo fresco como regalo para su flamante esposo. Pepe, al descubrir el huevo, se emocionó hasta las lágrimas. En ese pequeño gesto, comprendió que ese regalo encerraba todo el amor y compromiso de Pili.

La fiesta continuó, y la alegría se multiplicó con la noticia del próximo nacimiento de un pollito. Los invitados rodearon a los novios, deseándoles una vida llena de felicidad y bendiciones.

La historia de Pepe y Pili nos enseña que el amor puede surgir en los lugares más inesperados. No importa la raza, la especie o la condición social, el corazón siempre encuentra la manera de latir con fuerza cuando la persona adecuada llega a nuestra vida. Además, la amabilidad, la paciencia y el respeto son valores esenciales para construir una relación sólida y duradera.

Ana Cachinero

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