El pintor neerlandés Hieronymus Bosch, conocido en España como El Bosco, se convirtió en uno de los artistas favoritos de Felipe II, quien adquirió varias de sus obras para el Monasterio de El Escorial. Su famoso tríptico El jardín de las delicias es una pieza cargada de simbolismo, con escenas que oscilan entre la pureza del Edén y los tormentos del Infierno. La pintura, conservada en el Museo del Prado, continúa desconcertando a críticos e historiadores, que debaten el significado de su peculiar iconografía.
Redacción